El director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), William J Burns, afirmó que el motín de corta duración del Grupo mercenario Wagner, que luchaba a favor de Rusia en la guerra con Ucrania, expuso las debilidades como estadista de Vladimir Putin. El frustrado golpe de Estado, liderado por el jefe del grupo paramilitar, Yevgeny Prigozhin, dañó gravemente la «imagen cuidadosamente cultivada» del presidente ruso, quién está esperando el momento adecuado para vengarse del líder del grupo mercenario. Burns afirmó que la situación entre Prigozhin y Putin es «muy complicada» y que este último intentaría resolverla lo mejor que pudiera. La actual máxima cabeza de la CIA, quién fuera exembajador de Estados Unidos en Rusia, dijo que el presidente ruso era «el último apóstol de la venganza», sugiriendo que no solo Prigozhin podría enfrentar las repercusiones, sino que se extendería “a muchos otros nombres que no están remando en su mismo sentido”.
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