La economía del Reino Unido ha caído oficialmente en recesión. La Oficina de Estadísticas Nacionales anunció una disminución mayor de lo esperado del 0,3% en el producto interno bruto (PIB) durante los tres meses previos a diciembre. Esto se produce después de una caída del 0,1% en el trimestre anterior, lo que resultó en dos trimestres consecutivos de contracción de la producción nacional. Los expertos lo atribuyen a la reducción del gasto de los hogares debido a las altísimas tasas de interés y al aumento del costo de vida, así como a una caída en las ventas minoristas. Muchos economistas predijeron una recesión leve hacia fines del año pasado, mientras las familias luchaban con mayores costos de endeudamiento y precios crecientes para las necesidades cotidianas, lo que provocó recortes en otras áreas. Las huelgas generalizadas en múltiples sectores y las fuertes lluvias obstaculizaron aún más la actividad económica durante este tiempo. Sin embargo, datos más recientes revelan una recuperación de la confianza del consumidor desde principios de año, impulsada por la posibilidad de reducciones de las tasas de interés por parte del Banco de Inglaterra a medida que disminuyan las presiones inflacionarias.
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