Sebastián Fuentes Barraza
Sociólogo
Siguiendo la famosísima frase del zorro Álamos al día siguiente que ganaba Colo Colo, “el té es más rico y la marraqueta más crujiente”, luego de la derrota de nuestra selección, diremos que el té es más amargo y la marraqueta más dura. La frase de Álamos revela al éxito en el fútbol como un bálsamo para recibir el nuevo día, y si como país estamos viviendo momentos de tristeza, nuestra selección no nos pudo ayudar (al menos artificialmente) a aliviarnos, y hemos amanecido tristes.
El futbol, para quien no le guste, es extraño de ver. No es como el básquetbol o el tenis, que presentan con frecuencia la anotación de puntos; el fútbol es distinto, la anotación denominada gol es infrecuente y por ello más esperada, y para que acontezca, vemos a un equipo dar pases, acercarse al área, patear al arco y bajar a defender al otro equipo, que se dispone por su parte a dar pases, acercarse al área, patear al arco… y así, el ciclo se repite por noventa minutos hasta que suceda lo infrecuente y esperado que es el gol. Ver jugar a Chile, es solo ver al equipo rival atacar y a nosotros defendernos, no hay expectativa de hacer goles y es ese suplicio el que hace más difícil digerir la derrota.
Terminado el partido, como hincha de nuestra selección, busco respuestas a lo que sucedió en la cancha, y me encuentro con Carcuro diciendo que “no vale la pena hablar en detalle de un partido que se pierde por cuatro a cero”. Yo pienso que vale más que nunca hablar en detalle de los errores que desembocan en la hasta ahora, peor eliminatoria de nuestra historia. Busco en otra parte y encuentro a Guarello, (siempre ligado a informaciones extradeportivas), cuestionando a Gareca porque “se va a comer con la familia y llega a las once de la noche a Pinto Durán”. Vaya a saber uno cuál hubiera sido el resultado del partido de ayer, si Gareca en Chile se hubiera encerrado todo el día en su habitación. Por cierto, no hablan de lo que pasó en la cancha, quizás porque no saben.
Por eso, echo de menos a Eduardo Guillermo Bonvallet, un analista de fútbol acreditado por su destacada carrera futbolística y que explicaba lo ocurrido en la cancha. El bonva, siempre se las arregló para arrojar luz sobre nuestra selección (aunque muchas veces se intentó tapar esa luz), y lo hizo (y esto es importante) desde la inventiva para la comedia, para que el té no fuera tan amargo ni la marraqueta tan dura. A Bonvallet nunca le interesó quedar bien con periodistas, futbolistas ni dirigentes, a Bonvallet siempre le interesó informar, motivar y alegrar al chileno.
En medio de la tristeza, el recuerdo es para uno que siempre luchó para vencerla: el gurú.
El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de Publimicro.
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