Miles de personas dieron este martes el último adiós, a quién consideraban un verdadero ídolo popular. Mientras el cuerpo de Boris Leonardo González Reyes, yacía en su féretro esperando ser llevado hasta su último destino, el alma de su álter ego, el cantante Zalo Reyes, seguía presente más viva que nunca entre sus admiradores. Entre lágrimas, recuerdos y emociones a flor de piel, multitudes de fans y especialmente vecinos de su amada comuna, se hicieron presentes en el gimnasio municipal, para despedir al “Gorrión de Conchalí”. Desde allí salió el cortejo con destino al Cementerio Católico, pasando por la Pérgola de las Flores, donde se le dio la tradicional despedida del pueblo a un artista destacado.
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