La ministra de la Mujer, Antonia Orellana, se enteró de una grave denuncia de abuso sexual contra el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, al regresar de un encuentro en Ginebra. Pese a su posición clave, no estaba informada sobre el caso que había escalado hasta la Presidencia y ya implicaba la inminente renuncia de Monsalve. La situación generó tensiones dentro del gabinete, especialmente porque la gestión del caso no involucró a su ministerio ni a otros miembros del comité político, centrando las decisiones en la ministra del Interior, Carolina Tohá, y en la Presidencia. La ministra Camila Vallejo, encargada de la secretaría general de gobierno, también manifestó descontento con el manejo comunicacional del incidente. La falta de comunicación y coordinación dentro del gobierno expuso serias fracturas internas y un manejo de crisis cuestionado tras un punto de prensa controvertido del Presidente Gabriel Boric, donde se revelaron detalles complicados como la revisión de cámaras de seguridad y una discusión pública con su jefa de comunicaciones.
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