El buque Saltoro llegó al puerto de Nansha, China, con más de 1.300 contenedores de cerezas chilenas, enfrentando una crisis significativa debido a un retraso de casi un mes por problemas mecánicos. Las inspecciones sanitarias revelaron un alto nivel de pudrición en las cerezas, con toda la carga en mal estado y posiblemente destinada a destrucción, lo que ha generado un conflicto en la industria frutícola y con la naviera Maersk. La destrucción podría costar entre 2.000 y 4.000 dólares por contenedor, y los costos podrían recaer inicialmente en los recibidores, pero luego ser traspasados a los exportadores y la naviera. Antonio Walker, presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura, confirmó el deterioro severo de las cerezas, indicando que la fruta blanda y podrida probablemente no se venderá. Este incidente no solo amenaza con llevar a la quiebra a pequeños y medianos exportadores, sino que también pone en riesgo la reputación de Chile como proveedor de cerezas de calidad en China, su principal mercado. Las autoridades chinas aún están evaluando cómo manejar la destrucción del cargamento, y se espera una decisión definitiva en los próximos días sobre el destino de la fruta y las repercusiones para todos los involucrados.
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