La Administración Federal de Aviación de EE.UU. ha ordenado una reducción significativa en el número de vuelos nacionales debido a la creciente tensión en el sistema aéreo, agravada por un cierre federal que ya supera los 37 días. Según informes oficiales, aproximadamente 2.000 controladores de tráfico aéreo han renunciado a sus puestos en protesta por la falta de pagos durante este periodo, lo que ha comprometido la seguridad y eficiencia operativa. En respuesta, aerolíneas líderes como American Airlines y United Airlines están implementando ajustes en sus horarios de vuelo, con planes de priorizar rutas internacionales para mitigar el impacto en los viajeros. Esta medida subraya los efectos económicos y logísticos del cierre gubernamental, destacando la urgencia de una resolución para evitar mayores disrupciones en la infraestructura crítica del país.
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