Cumplir un siglo de vida, no cualquiera lo puede ostentar. Son cien años de experiencias, alegrías y algunas tristezas, que el Club de Tenis de Talca ha sabido amalgamar, con todo lo que ello significa. A través del paso de las décadas, este icónico referente maulino, ha logrado forjar un sello único y particular, con el cual ha trascendido en el tiempo, convirtiéndose más que en un recinto deportivo, en un cálido segundo hogar del cual hoy muchos talquinos se sienten orgullosos de pertenecer.
Es muy probable si se le pregunta algún talquino si conoce el “Audax Lawn Tennis Club”, la gran mayoría no tenga idea sobre este lugar, aunque probablemente lo han visto toda su vida. Es que el Club de Tenis de Talca, nació con nombre inglés, producto de la fuerte inmigración británica que, desde fines del siglo XIX, llegó a la capital del Maule a forjar una nueva vida. Y ello lo sabe muy bien, Jorge Marto, su orgulloso Vicepresidente, un hombre que por su condición de periodista, se maneja diestramente en el tema contenidos, por lo cual prepara un libro para celebrar -precisamente- los 100 años de vida que cumplió este decano de los courts de tenis del país.
Fundado el 19 de noviembre de 1922, fecha en que fue realizada su primera reunión de directorio, el actual emblema del deporte blanco regional, ha forjado una historia rica en detalles, que han hecho de la práctica de este noble deporte, un caudal de relatos y anécdotas, que han pasado a la historia de la ciudad, casi como tesoro urbano. Con apenas tres o cuatro canchas para practicar el tenis, la Talca de comienzos de los años 20, vivía todo el esplendor de “los años locos”, matizado obviamente con la fascinante mixtura que significaba el sello británico de la colonia residente, con la criolla idiosincrasia de los talquinos locales, heredera del Chile del interior.
“Deporte de Caballeros”
Si bien el Club de Tenis de Talca nacía como entidad con domicilio fijo, en sus inicios los socios debían acudir a jugar en canchas distantes al Club mismo, ya que no poseían terrenos aptos para ello. Es así como durante toda la década del 20,30 y 40, el Club contaba con tres canchas en la Escuela Agrícola y otra en el desaparecido Hipódromo, en un terreno de grandes dimensiones al borde del río. Afortunadamente, en la década de los 50, finalmente el Club pudo trasladarse a su actual dirección, junto al Estadio Fiscal de Talca, lugar donde logró poner término a la dispersión y unificar todo en un solo lugar.
Practicado en sus inicios por la “créme de la créme” de la sociedad talquina, jugar tenis -y el propio Club- pasaron a convertirse en un símbolo de elegancia y distinción en la ciudad. Llamado por muchos, “un deporte de caballeros”, al poco tiempo, todo lo que rodeaba el simple ejercicio de reunirse en torno a este disciplina -literalmente de punta en blanco- ayudó a forjar el mito urbano sobre el “pedigree” de Talca, con frases que se mezclaron al calor de los años con la distinción de ser vecino de la exclusiva capital del Maule.
Es así como al calor de particulares dichos como “Talca, Paris y Londres”, o “¿usted es de los Pérez de Talca?”, se simbolizaba el sentir de toda una ciudad por fijar su sello al mundo, de ser una ciudad comercial, financiera y sobre todo terrateniente, particular característica que, en menor medida, aún aflora por los poros de ciertos grupos sociales de la ciudad de nuestros días. Bajo este sociológico escenario, el devenir del Club de Tenis de Talca, marcó ilustres páginas en la historia del deporte blanco en esta urbe y el país, para posicionarse como el epicentro de este deporte en la capital del Maule.
“Cumplir 100 años para el Club de Tenis de Talca, es de sumo orgullo para nosotros, ya que quienes hoy practican este deporte, son bisnietos, nietos o hijos de los socios fundadores o están emparentados con ellos. Por ello, se puede decir que nuestro Club, no sólo es un punto de reunión obligado de numerosas familias talquinas, quienes durante la semana y los sábados y domingos, no sólo juegan tenis, sino que hacen vida social, en nuestras dependencias, en el Casino en nuestros jardines, en la piscina, sintiéndose aquí como en su segundo hogar”, señala Marto.
Semillero talquino
Con numerosas figuras destacadas que han pasado por sus courts, o que se han formado en sus canchas, el Club de Tenis de Talca, tiene el orgullo, a fines de los años 30, de haber sido testigo de la visita de Anita Lizana, considerada “la mejor tenista chilena de todos los tiempos”, además de ser nominada como la “mejor tenista del mundo” en 1937, y la única hispanoamericana que ha logrado dicho honor. Igualmente, de sus canchas salió Guillermo Hormazábal Ortega, campeón mundial Sub16 en 2001, quién le ganó a un adolescente Rafael Nadal, 6-0, 6-0 en el torneo donde logró el título. Lamentablemente, pese a su tremendo talento, brilló por poco tiempo, ya que debió retirarse del tenis por las constantes lesiones.
“Si Guillermo no se hubiera lesionado, hoy tendríamos seguramente el recuerdo de otro campeón mundial, pero de adultos”, sostiene Jorge Marto. Otra figuras importante que nacieron en este semillero del tenis chileno, fue Marcelo “Mono” Rebolledo, partner del Chino Ríos, con quién jugo un par de veces Copa Davis por Chile. A ellos se les suma otros nombres como Wilson Macaya y el hermano mayor de Guillermo Hormazábal, Luis, quién también jugo Copa Davis por Chile
Capítulo aparte son las competencias internas de adultos mayores en el Club, con jugadores que van desde los 70 hasta los 80 años, grupo infaltable cada fin de semana, que juegan tenis por amor al deporte y porque practicándolo se entretienen, les hace bien para su salud y se sienten más vivos que nunca. “Con nosotros los niños, comienzan jugando en sus categorías, luego ascienden a juveniles, pasan a adultos y luego, cuando llegan los años dorados, terminan practicando tenis con sus pares adultos mayores. Es decir, toda la vida de una persona puede ser retratada en nuestras canchas”, asegura su orgulloso vicepresidente.
Con actuales 180 socios activos, más sus familias directas, las canchas del Club de Tenis de Talca ven pasar, regularmente cada semana, más de 400 personas en distintos horarios, ya sea jugando el tenis tradicional o Paddle. De ese universo, según Jorge Martos, hoy existe un pequeño grupo, especialmente en las divisiones infantiles, que a diferencia de los que juegan por entretenimiento, se están tomando las cosas en serio y entrenan pensando en convertirse en jugadores profesionales.
Tal vez, hoy en alguna cancha del Club de Tenis de Talca, se esté forjando un nuevo Marcelo Ríos, un Fernando González, un Nicolás Massú, o porqué no, una nueva Anita Lizana. ¿Quién sabe? Por el espíritu y alma que hoy mueve a este Club, en sus 100 años de vida, la impronta del amor por el tenis y por Chile, sin lugar a dudas ha dejado huellas, mismas que otros, sin lugar a dudas, las continuarán.
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