El tomate, pieza clave del pebre y la ensalada a la chilena, enfrenta serias amenazas debido a la sequía, la salinidad de los suelos, las malezas parásitas y las crecientes exigencias de los consumidores por alimentos más saludables. Sin embargo, la biotecnología agrícola está dando una respuesta concreta: el desarrollo de tomates más resistentes, nutritivos y adaptados al cambio climático, garantizando que este clásico de las mesas chilenas siga presente en las Fiestas Patrias y en la vida cotidiana. A nivel mundial, la investigación ha avanzado hacia tomates que previenen enfermedades como la hipertensión, variedades moradas ricas en antioxidantes y plantas compactas para la agricultura urbana. También se han creado tomates con vitamina D y con mayor tolerancia a la sequía, manteniendo sabor y calidad por semanas tras la cosecha. En Chile, destacan innovaciones locales como el tomate burdeos, resistente a la escasez hídrica y con pigmentos antioxidantes únicos. Según el doctor Miguel Ángel Sánchez, director de ChileBio, estas innovaciones no solo representan avances científicos, sino que también aseguran seguridad alimentaria y más opciones saludables para los consumidores.
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