En los últimos años, el avellano europeo ha dejado de ser una alternativa exótica para convertirse en una de las apuestas agrícolas más sólidas del país. El Maule, históricamente una región ligada a cultivos tradicionales, ha comenzado a liderar el camino hacia una diversificación productiva estratégica. A medida que aumentan los precios internacionales de la avellana y la demanda de industrias globales como la chocolatera sigue creciendo, más agricultores maulinos están redirigiendo sus esfuerzos hacia este cultivo. A diferencia de otras regiones, el Maule no solo destaca por sus condiciones climáticas ideales, sino también por contar con viveros que producen plantas con genética adaptada localmente. En este contexto, Viveros Cuatro Vientos ha emergido como un actor clave, ofreciendo plantas desarrolladas en territorio nacional, con control genético y trazabilidad. Esta producción local no solo garantiza mayor adaptabilidad al terreno y clima, sino que también permite tiempos de entrega más ágiles y procesos más transparentes. A medida que crece el interés en el cultivo del avellano europeo, la región se consolida como un polo estratégico de producción frutal. Desde asociaciones gremiales hasta instituciones científicas han puesto sus ojos en el potencial de esta especie, y el Maule parece estar a la cabeza de esta transformación.
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