“Algún país está jugando y se está echando atrás y no da armas a Ucrania”, fueron los sorpresivos dichos en vuelo de este domingo del Papa Francisco, mientras regresaba en avión a Roma, tras su visita a Marsella en Francia. El inesperado comentario, más propio de un analista internacional, que del jefe de la iglesia católica, surgió tras una pregunta de un periodista italiano, sobre si sentía frustrado al ver que sus esfuerzos por lograr la paz entre ambos países, no habían tenido éxito. Fue en ese instante cuando el Sumo Pontífice se despojó de su halo celestial y habló crudamente de la industria armamentista y de la guerra en sí. “No debemos jugar con el martirio del pueblo ucraniano. Tenemos que ayudarles a resolver las cosas. Ahora veo que algunos países están dando marcha atrás, no quieren darles armas a Ucrania. Se está iniciando un proceso en el que el mártir será ciertamente el pueblo ucraniano y eso es algo feo», aseguró el Papa, en clara referencia a Estados Unidos. Francisco ha condenado el comercio internacional de armas en general, pero dijo el año pasado que es moralmente legítimo que las naciones suministren armas a Ucrania para ayudar al país a defenderse de la guerra que inició Rusia.
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