La proliferación de perros asilvestrados representa una amenaza crítica para la biodiversidad nativa, un problema socioecológico que se agrava por la irresponsabilidad humana en la tenencia de mascotas. Estudios de la Universidad de Concepción (UdeC) alertan sobre su impacto en áreas protegidas, donde estos animales, abandonados o extraviados, se establecen y reproducen, alterando ecosistemas frágiles. En Chile, su presencia se extiende incluso a parques nacionales como Nonguén, donde comparten espacio y horarios con fauna autóctona, aumentando los riesgos de interacción negativa. Los perros asilvestrados actúan como depredadores de especies endémicas, como el pudú y pequeños mamíferos, compiten por recursos con carnívoros nativos y transmiten enfermedades que afectan a poblaciones silvestres no adaptadas. Este fenómeno, aunque técnicamente no clasifica como invasión biológica estricta, genera desequilibrios ecológicos al desplazar fauna, reducir su salud y causar mortalidad. La urbanización y fragmentación de hábitats exacerban el problema, facilitando el acceso de perros a entornos naturales. La raíz del conflicto radica en el abandono masivo y la falta de tenencia responsable, según expertos como el doctor Rafael García y la licenciada Catalina Leiva de la UdeC.
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