A dos semanas de la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Chile, se ha revelado que los candidatos acumulan deudas significativas por sus campañas, con un total de créditos que alcanza los $10.752 millones. Según informes recientes, los aportes totales a las campañas de los ocho candidatos superaron los $12.896 millones, de los cuales $10.700 millones corresponden a préstamos solicitados por los propios aspirantes. Aunque la mayoría de los candidatos podrá reembolsar una parte de estos fondos mediante un sistema de reembolso por voto, dos figuras políticas enfrentan dificultades particulares para cubrir sus obligaciones financieras. Harold Mayne-Nicholls, quien obtuvo solo el 1,26% de los votos, equivalente a 257 millones de pesos a rendir, se encuentra lejos de poder pagar el crédito de 559,4 millones que solicitó al Banco Estado. De manera similar, Marco Enríquez-Ominami, con un 1,20% de las preferencias y 245 millones a rendir, financió su campaña con dos créditos por 598 millones, lo que lo deja en una situación financiera compleja. Estos datos, recopilados tras el primer plazo de entrega de detalles de ingresos y gastos por parte de los administradores electorales, subrayan los riesgos asociados con el financiamiento de campañas políticas y la dependencia de los resultados electorales para su sostenibilidad económica.

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