Con una producción que puede alcanzar su madurez comercial entre los cinco y seis años, el avellano europeo requiere de paciencia, planificación y visión estratégica. Sin embargo, quienes ya han iniciado este camino afirman que los retornos son consistentes y superiores a otros cultivos de mediano plazo. El crecimiento de hectáreas plantadas, especialmente en regiones como Ñuble y el Maule, es un reflejo del interés que ha despertado este fruto seco en el mundo agrícola. Y no es solo una moda: el respaldo técnico, el acompañamiento de viveros especializados y la existencia de compradores garantizados han convertido esta inversión en una opción sólida para agricultores pequeños, medianos y grandes. El acompañamiento profesional y la calidad genética de las plantas son factores claves en este escenario. Desde el Maule, Viveros Cuatro Vientos ha posicionado una oferta diferenciadora: plantas nacidas en suelo chileno, adaptadas al clima local, y desarrolladas bajo estándares técnicos rigurosos. Invertir en avellano europeo no es una decisión impulsiva. Es una estrategia de futuro, con retornos estables y una demanda internacional que no deja de crecer.
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