El presidente de Chile, Gabriel Boric, ha manifestado una firme postura en defensa de la soberanía nacional, declarando que «Chile no acepta ningún tipo de tutelaje» y subrayando que «nuestra soberanía no se negocia». Esta reacción surge en respuesta a nuevas directrices emitidas por la administración del presidente estadounidense Donald Trump, que instruyen a los embajadores de EE.UU. en América Latina a identificar y reportar gobiernos que apoyen políticas relacionadas con el aborto, la eutanasia y la diversidad. Según el portavoz adjunto del Departamento de Estado, Tommy Pigott, estas medidas buscan combatir lo que denominan «ideologías destructivas». Boric expresó su rechazo a través de sus redes sociales, específicamente en Instagram, donde compartió una noticia al respecto y reiteró su posición. El contexto incluye tensiones diplomáticas recientes, como la presentación de una carta de protesta por parte del gobierno chileno, luego de que el embajador designado por Trump criticara declaraciones de Boric sobre decisiones medioambientales, argumentando que perjudican al pueblo chileno. Este episodio refleja las crecientes fricciones en las relaciones bilaterales, destacando la determinación de Chile de mantener su autonomía en políticas internas frente a presiones externas.
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