Hace diez años, Sergio Jadue, entonces presidente de la ANFP, abandonó Chile con la excusa de unas vacaciones, en medio del escándalo del FIFAGate. Su partida, ocurrida el 17 de noviembre de 2015, marcó el inicio de un exilio forzado en Estados Unidos, donde se declaró culpable y actuó como delator en el caso de corrupción de la FIFA, beneficiándose de un acuerdo con la justicia norteamericana. A pesar de las múltiples postergaciones, su sentencia sigue pendiente, y se especula que podría evitar la cárcel. En Chile, Jadue enfrenta procesos legales por apropiación indebida y evasión tributaria, con dos casos ya cerrados y uno que prescribe en abril de 2026. Según informes de medios locales, esto abre la posibilidad de que regrese al país el próximo año, siempre que resuelva su situación en EE.UU. Fuentes periodísticas indican que Jadue planea reinsertarse en la escena futbolística, aspirando incluso a liderar nuevamente el fútbol chileno, y tiene en mente escribir un libro sobre su experiencia. A una década de su huida, su retorno podría poner fin a un capítulo controvertido en la historia deportiva nacional, aunque dependerá de desenlaces judiciales en ambos países.
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