La “industria” de la muerte asistida sobrepasó todos los límites. Si no que lo diga “Sarco”, un elegante y sofisticado ataúd fabricado con impresoras 3D, que usa nitrógeno -un gas legal y fácil de comprar- que permite poder morir legalmente en paz y a voluntad. Con botón de pánico incluido, si es que el futuro suicida se arrepiente, el modelo de última morada, fue fabricado en Suiza, país donde se acaba de aprobar su uso.
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