Congestión, estornudos y picazón suelen ser síntomas que se confunden entre estas enfermedades, sin embargo, experta de la Universidad de Talca, advierte que una alergia no tratada puede derivar en un cuadro respiratorio. Estornudos que no paran, nariz tapada y ojos llorosos: para muchas personas, esos síntomas marcan la llegada de la primavera. Sin embargo, lo que parece solo una alergia estacional puede transformarse en algo más: un resfrío o incluso una infección respiratoria. “La alergia produce congestión nasal y toda la sintomatología de la vía respiratoria alta. Muchos resfríos comienzan siendo alergias, porque la inflamación debilita la mucosa de la nariz y facilita que virus o bacterias entren y generen un cuadro respiratorio”, explicó Érika Retamal, epidemióloga de la Universidad de Talca. La directora del Departamento de Salud Pública de la casa de estudios recalcó que, “la principal diferencia entre una alergia y un resfrío está en la fiebre y el malestar general”. Mientras la alergia provoca congestión, estornudos, picazón y mucosidad sin elevar la temperatura, los resfríos o infecciones respiratorias suelen venir acompañados de fiebre, dolor de garganta y sensación de cansancio. “Si es mucha la alergia, el uso de mascarilla ayuda a filtrar los posibles alérgenos, y también se recomienda el lavado de manos para evitar que estas partículas entren en contacto con las mucosas”, señala la especialista.
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