Luego de ser suspendida por un plazo de 30 días de sus funciones a cargo del Octavo Juzgado de Garantía de Santiago, mientras se sigue investigando la insólita orden de libertada al llamado “Sicario de Meiggs”, la jueza a cargo de dicho tribunal, Irene Rodríguez, rompió el silencio y se refirió a la medida que la dejó aparatada de sus funciones, ordenada por la Corte de Apelaciones, que acogió pedido de la fiscalía que investiga el caso. Consultada por la Prensa cómo se tomaba el “castigo”, la magistrada aseguró “estar tranquila, además de utilizar el tiempo en que estará suspendida, para reafirmar ante los medios su total compromiso con el Poder Judicial, institución a la cual señala amar”. Refiriéndose por primera vez a la investigación en su contra y a la suspensión de un mes que se le impuso, en el marco de la cadena de errores que derivaron en la liberación del sicario venezolano Alberto Mejía (alias Osmar Ferrer), la jueza señaló “no puedo asegurarles qué va a pasar con la resolución final. Lo que sí les puedo decir, es que yo estoy muy tranquila en ese sentido”. Además, Irene Rodríguez insistió en reiterar su inocencia respecto a la responsabilidad directa en el fallo que permitió que el presunto sicario saliera en libertad y posteriormente saliera del país, siendo actualmente buscado por la Interpol.
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