Luego de la polémica presentación del cómico Tony Hinchcliffe, en la campaña de Donald Trump, el pasado domingo en Nueva York, donde sostuvo que “Puerto Rico es una isla de basura, flotando en el océano”, el candidato republicano, debió salir a negar que éste sea su pensamiento, y comentó “Nadie ama más a los puertorriqueños que yo”. Es más, sus partidarios entregaron a los asistentes de otro mitin en Allentown, pancartas en las que se podía leer en inglés, “Boricuas love Donald Trump” (los boricuas amamos a Donald Trump), todo para mejorar la imagen de Trump ante el electorado latinoamericano y especialmente a los habitantes de la Isla asociada a la Unión americana. Algo inusual en este mitin es que el Senador por Florida, Marco Rubio, de origen cubano, habló en español. Cabe considerar que ningún residente de la Isla tiene derecho a votar en estas elecciones presidenciales norteamericanas. Puerto Rico está bajo la soberanía de EEUU, pero no es un estado del país del norte. Sin embargo, los casi 6 millones de puertorriqueños que viven en Estados Unidos, y al menos medio millón que viven en Pensilvania, el Estado más importante a conquistar, sí lo harán y no se sabe por quién. Hecho que mantiene nerviosos a los republicanos.
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