El Presidente Gabriel Boric enfrentó una severa crisis política tras el manejo del caso de acusación por violación contra el exsubsecretario Manuel Monsalve, reconociendo errores en su gestión del escándalo. Tras defender inicialmente su actuación, Boric cambió de postura al percatarse del daño político causado, particularmente tras una conferencia de prensa que agravó la situación. La crisis se intensificó con la revelación de que el Presidente había permitido a Monsalve usar un avión oficial para asuntos personales y le había dado 48 horas adicionales antes de tomar medidas, lo que complicó aún más la posición de Boric. Esta situación llevó a discusiones internas dentro del gobierno y entre aliados políticos sobre el liderazgo de Boric y la gestión de su gabinete, especialmente en torno a la Ministra del Interior Carolina Tohá y la Ministra de la Mujer Antonia Orellana. La crisis reveló profundas fisuras dentro del gobierno, con llamados a un cambio de gabinete más amplio que podría incluir a Tohá, en medio de un complejo entorno político exacerbado por elecciones inminentes. La gestión de esta crisis ha sido un punto de inflexión para Boric, cuestionando su capacidad para manejar situaciones de gran envergadura política y potencialmente afectando la cohesión de su coalición.
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