Sebastián Fuentes Barraza
sociólogo
En los últimos días, se ha deslizado la posibilidad de una huelga de jugadores en el fútbol europeo, el motivo es el exigente calendario de partidos al que los someten la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) y la Unión de Federaciones Europeas de Fútbol (UEFA), de seguir igual el número de partidos por año, se estaría exponiendo a los jugadores a fatigas y lesiones.
El entrenador del Manchester City, Pep Guardiola, apoyando la iniciativa de prestar atención a la salud de los jugadores, cuestionaba que «este negocio puede ser sin directores deportivos, puede ser sin medios de comunicación, puede ser sin propietarios, pero ¿sin futbolistas?». El mensaje de Pep es bien intencionado, pero erróneo. Si revisamos en orden lo que expuso, nos cuestionamos nosotros: ¿cómo se planifican las plantillas y gestionan las transferencias de jugadores sin directores deportivos?, ¿cómo se realiza el marketing, la transmisión de partidos y la información sin los medios de comunicación?, ¿cómo subsisten los clubes sin propietarios que inviertan capital? Pep parece desconocer el ecosistema de un negocio exitoso, multimillonario y que le permite cobrar por millones de euros. Con los descartes que él hace, quedaría lo que conocemos como futbol amateur.
Curiosamente, Guardiola no nombró (porque no lo entiende) a los únicos que están de más en la ecuación del éxito del fútbol profesional: la UEFA y la FIFA. Estas instituciones que gobiernan el fútbol subsisten de la riqueza que generan los clubes, mientras sus funcionarios se involucran en casos de corrupción y generan problemas con su gestión. La amenaza de una huelga de jugadores es una pequeña medida de presión, casi insignificante si se considera el poder que encierran los clubes y los jugadores.
La verdadera solución ya la está promoviendo hace años el genio de la gestión deportiva y actual presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, que invita a los clubes europeos a organizar su propia competencia, se llamaría “Superliga” y sería ajena y paralela a las organizadas por UEFA. Eventualmente, el éxito de esta competición sacaría a UEFA del poder, porque los clubes adquirirían la capacidad de organizarse a ellos mismos, y con probabilidad, no tomarían decisiones que les perjudique. Si bien varios clubes prestaron su patrocinio a esta nueva competencia, la mayoría de los clubes y figuras del deporte (Guardiola incluido), se mostraron contrarios, logrando deshacer los avances realizados. Solo por ahora la idea no ha germinado, sin embargo, de suceder, el fútbol realizaría el primer paso para quitar a los parásitos que dañan su sistema.
El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de Publimicro.
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