En una decisión que ha generado controversia en la industria vitivinícola de Chile, el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) ha anunciado que el Pipeño, un tradicional vino chileno, ya no se considerará vino según los estándares actuales. Este cambio se debe a que el Pipeño no alcanza la graduación alcohólica mínima de 11,5° GL, establecida para los vinos según la ley chilena. La resolución del SAG ha sorprendido a muchos productores y consumidores, ya que el Pipeño es ampliamente reconocido por su valor cultural y su papel en la tradición vitivinícola del país, especialmente en las regiones del Maule, Ñuble y Biobío. Según el SAG, esta bebida alcohólica se produce mediante la fermentación parcial de uvas frescas y a menudo presenta una graduación alcohólica inferior al límite legal. La nueva categorización implica que el Pipeño se etiquetará como «bebida alcohólica derivada de uva», lo que ha provocado un rechazo entre los pequeños viñateros, quienes argumentan que esta medida afecta negativamente la percepción y el valor de su producto. Según Yenny Llanos, representante de la Coalición Nacional de Viñateros, esta decisión es una «aberración legal y cultural» que daña gravemente a la comunidad de pequeños productores. El SAG justifica su decisión señalando la necesidad de clarificar y regular las etiquetas de los productos alcohólicos en el mercado para garantizar la transparencia y proteger a los consumidores. Sin embargo, esta medida ha sido vista por muchos como un desincentivo para la producción de Pipeño, ya que podría reducir su mercado y complicar la comercialización de un producto históricamente significativo para muchas familias rurales chilenas. El debate sobre la redefinición del Pipeño continúa, con llamados a revisar la resolución y considerar el impacto cultural y económico antes de implementar cambios tan significativos en la denominación de un producto tan arraigado en la tradición chilena.
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