A los 129 años, falleció la rusa Koku Istambulova, considerada la mujer de mayor edad existente. Nacida el 1 de junio de 1889, la abuela era una suerte de símbolo de la longevidad de las féminas rusas, sello que sería dado por la alimentación, el tranquilo pasar y el buen sistema de salud del país. Sin embargo, Koku habría afirmado en numerosas entrevistas, que nunca había vivido un solo día feliz en su larga vida. De partida, fue una superviviente de las represiones de Stalin. En un emotivo testimonio dado el año pasado, habló del terrible día en que el cruel dictador deportó en masa a su pueblo musulmán checheno a las estepas de Kazajstán, una fría mañana de 1944. Haciendo hincapié en su crueldad, contó cuántas personas murieron en los trenes de ganado. La abuela señaló que sus cuerpos fueron arrojados fuera de los vagones para ser devorados por perros hambrientos, hecho que jamás olvidó. Koku Istambulova murió en su humilde casa en Chechenia. «Estaba bromeando, estaba hablando», dijo el nieto de Koku, Iliyas Abubakarov. «De repente se sintió mal, se quejó de dolor en el pecho. Llamamos al médico, pero no lograron salvarla. Murió tranquilamente, consciente y rezando», dijo el nieto.
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