Keith Thomas, un neoyorquino con parálisis del pecho hacia abajo, recuperó algo de movilidad y sensación gracias a un implante cerebral de inteligencia artificial del Instituto Feinstein de Medicina Bioelectrónica de Northwell Health. Los investigadores mapearon su cerebro con resonancias magnéticas, identificando las áreas responsables de los movimientos del brazo y la sensación táctil. Le implantaron microchips en el cerebro y le colocaron sensores en las yemas de los dedos y las palmas de las manos, creando un sistema llamado «terapia impulsada por el pensamiento». Esta terapia innovadora interpreta los pensamientos de Thomas y envía señales a parches de electrodos en la columna vertebral y los músculos de las manos. Los puertos externos en su cabeza se conectan a una computadora con algoritmos de inteligencia artificial que convierten los pensamientos en acción. Chad Bouton, el desarrollador de la tecnología, dijo que esta es la primera vez que el cerebro, el cuerpo y la médula espinal de un ser humano paralizado se vinculan electrónicamente para restaurar el movimiento y la sensación duraderos.
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