Semanas después de que la Organización Mundial de la Salud declarara que el COVID-19 ya no es una emergencia sanitaria, marcando así oficialmente el final de la pandemia que duró tres años, la enfermedad sigue matando a una persona cada cuatro minutos en todo el mundo, publicó Bloomberg. Los científicos todavía están buscando una respuesta de cómo lidiar con el virus, ya que las personas vulnerables y los países insuficientemente vacunados siguen en riesgo. Los expertos dicen que el deseo general de la población mundial es dejar atrás el COVID-19, y la gente ya no tiene paciencia para las medidas preventivas. Durante las primeras etapas de la pandemia, los gobiernos de todo el mundo gastaron mucho. Sin embargo, más tarde, la mayoría de los países eliminaron las restricciones y relajaron las pautas, incluso antes de que la OMS anunciara el fin de la pandemia. El informe periodístico dijo además que el virus está mutando y evolucionando continuamente, lo que deja a los ancianos y las personas con comorbilidades con un acceso desigual a los centros de salud.
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