Sebastián Fuentes Barraza
Sociólogo
Pasó otro 21 de mayo y recordamos a Arturo Prat y al combate naval de Iquique. Es curioso que este, entre todos los combates de la Guerra del Pacífico, sea el más recordado porque es un combate que perdimos. Igualmente lo es que, en paralelo a él se desarrolló el combate de Punta Gruesa con resultado de victoria, pero también menos recordado. Algo especial tuvo entonces aquel sacrificio de La Esmeralda que ha hinchado nuestros corazones de orgullo como ningún otro.
Aquel sacrificio tiene a ojos de hoy mucho de irracional. Mirado fríamente, siempre hay algo de irracional en ir a enfrentar la muerte en la guerra, pudiéndose escapar o rendirse (muchos soldados y ejércitos lo han hecho), al aquilatar el valor de la vida en el campo de batalla. Pero enfrentar un buque acorazado con una corbeta de madera es un combate tan desigual que encontrar razones para cumplir con el deber es difícil. Pienso entonces en el discurso de Prat antes de la fatídica hora y concluyo que es el amor a la patria lo que motivó a aquellos hombres a hacer frente a aquel terrible destino. Aquello es suficiente. Pascal, el filósofo y matemático escribió de las razones del corazón que la razón no entiende.
Pero de seguir viviendo ¿Cuáles habrían sido los sueños de Arturo Prat y la tripulación de La Esmeralda? Nunca lo sabremos, quisieron cumplir con su designio de no arriar la bandera de Chile y perdieron la vida, nada menos. ¿Les bastaría a ellos ese instante decisivo? A nosotros sí, que lo reconocimos como gran designio y les hicimos héroes de Chile. El mismo Pascal notificaba que “la gloria es tan dulce que, sea cual fuere el objeto al que se une, aunque sea la muerte, la amamos.”
Pasó otro 21 de mayo y recordamos a Arturo Prat y al combate naval de Iquique; y con orgullo podemos comprobar que nuestra bandera nunca se arrió ante el enemigo y sigue flameando en su lugar.
El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de Publimicro.
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