Sólo hasta los 32° alcanzó a jugarse el llamado “Clásico Universitario”, partido que hasta el momento igualaban sin goles laicos y católicos en el Estadio Ester Roa de Concepción. Hasta antes de ese minuto, ambas rivales tuvieron un tibio enfrentamiento, donde los azules mostraron más ganas de quedarse con el triunfo. A los 27° el volante central cruzado, Ignacio Saavedra se había ganado una tarjeta amarilla, por tomar la camiseta del volante ofensivo de la U, Lucas Assadi, quién buscó en varias ocasiones desestabilizar la defensa cruzada, e irse en demanda de la portería defendida por Matías Dituro. Cinco minutos más tarde comenzaría el infierno. Numerosos petardos y bombas de humo cayeron desde la tribuna del Ester Roa Rebolledo a la cancha. Y uno de esos proyectiles estalló cerca del cuarto juez del encuentro, Diego Flores, quien quedó con un trauma acústico. Jugadores de ambos equipos corrieron a advertirle al juez, Francisco Gilabert, que sus familiares estaban en peligro, ante lo cual el referí optó por suspender definitivamente el juego. La ANFP informó que reprogramó el partido y los 60 minutos restantes, sin público, en una fecha a avisar.
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