En 1986, la vida cambió para los habitantes de esta ciudad ucraniana. El trágico accidente nuclear transformó la zona y la hizo inhabitable para la vida humana. Controles médicos rutinarios y personas con cáncer pasó a ser algo habitual. Hoy es una región donde la naturaleza volvió a surgir y donde lobos salvajes y animales que alguna vez fueron domésticos, son los únicos que la habitan.
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