De todo se dijeron en el último debate presidencial realizado el domingo pasado, el actual mandatario de Brasil, Jair Bolsonaro y el ex Presidente, Lula Da Silva. No faltaron las ofensas políticas, ni los insultos personales. Incluso, en un momento muy incómodo, tras una ironía de Lula hacia su adversario, éste se le acercó mirándolo fijamente, para luego ponerle la mano sobre el hombro, a lo que el candidato de izquierda trató de mantener la compostura, pero nervioso, se echó para atrás, quitándole la mano. Bolsonaro trató a Lula de corrupto a él y sus “amigos”, por el bullado caso Petrobras. Mientras que por su parte Da Silva le recriminó la forma de Bolsonaro de enfrentar la pandemia, donde murieron cientos de personas, la destrucción de la amazonía y la grave situación económica que afecta a los personas más vulnerables del país.
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