Especialistas de JP MorganChase & Co, aseguran que la economía rusa está sufriendo un efecto parecido al que tuvo en 1998. Las cifras indicarían que el producto interno bruto caerá a un 11%. Esto se debería a la imposibilidad de comerciar sus productos claves como son el petróleo y el gas, debido al corte del sistema SWIFT, a las restricciones al Banco Central ruso y además, la entidad financiera afirma que “las importaciones y el PIB de Rusia se desplomarán”.
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